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PIEDRA, PAPEL Y TIJERA SMART GALLERYBUENOS AIRES



Un Camino
Curatorial text for group exhibition at Smart Gallery (now Tramo). 
Buenos Aires, 2021

Santiago Quesnel, Verónica Romano, Natalia Cacchiarelli, Juan Astica, Valeria Maculán y Hernán Paganini. 


Un camino

En las obras de arte hay muchos caminos. Para el artista, el rumbo de la creación. Una vez realizadas, la aventura de miradas entre obra y espectador. Hay un camino también desde el árbol al papel, o desde el árbol al lápiz. La caminata al trabajo de algún señor de la fábrica del óleo y del pastel.

El del sentido es quizás su camino más arduo y sinuoso. Se apela a teorías extravagantes para hilvanar un motivo que puede descubrirse apenas entregándose uno a sus efectos inmediatos: el tropiezo en una anécdota, la invención involuntaria de una secuencia o el pinchazo repentino de  una angustia o un placer. 

Caminar por una sala de exposición es como andar un camino. Es intuitivo, ritualesco y se encara hacia adelante. Las obras se leen a ritmo de renglón y escriben a cada quien una oración distinta de discurrir inagotable. Como un juego que uno mismo se inventa, en lapsos, para buscar significados. Tarea fácil, tal vez, pero que implica una gran apuesta. 

'Un camino' es el título de esta exposición porque describe sin mas lo que es. Y porque así abandona el control del sentido y sirve con esa renuncia a la potencia de su mensaje. Es importante recordar que el arte trabaja también con lo ingobernable ¿Acaso no es el simple "porque sí" la mejor señal para aventurarse? 


Manuela Barreiro, junio 2021

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En las obras en acrílico sobre tela de Natalia Cacchiarelli, las líneas y formas rígidas que aparecen impolutas en la superficie hacen difícil asimilar que tanta es la artista (o cualquiera en realidad) quien puede llegar a tal perfección con sus propias manos. Ese aspecto, que es central en su obra y que está seriamente intencionado, es inverso en las obras en papel. En ellas aparece antes que nada el gesto, el trazo, una mano que sostiene un pincel. La acuarela deja gradientes que el papel absorbe a su gusto y el pulso de la mano es evidente. En la selección de trabajos que se muestran en esa exposición, la artista dibuja el patrón de líneas en diferentes escalas de color o rellena una composición previamente delineada en lápiz. Con ellas nos deja ver un lado más experimental, que admite la imperfección y acepta las texturas. Nos deja ver, al fin, a la Natalia detrás de un Cacchiarelli. 

Hernán Paganini presenta las piezas más recientes de su obra más antigua, el "Retrato del Mundo". Las premisas de este proyecto son varias: los procesos creativos, la educación, el viaje, la ecología y el reciclaje. Estos disparadores permiten incontables posibilidades en cuanto a formatos y temas, algunos en los que Paganini ya ha indagado, como la instalación, la escultura, el collage, el mural, incluso una escuela ambulante llamada Viaje en Barco. Uno puede pensar que frente a estos asuntos tan serios las imágenes deben ser literales, pesadas y cargadas de metáforas. Sin embargo Hernán hace lo contrario. Conduciendo no sólo a la temática, sino a los propios materiales -todos de descarte, sobre todos el papel- hacia lo bello, lo placentero, lo disfrutable. Pondera el optimismo y el aprendizaje. Señala encuentros inesperados y admite la incertidumbre, porque con ella no hay 'deber ser'. Con simpleza, con abstracción y con colores vibrantes hace apología del proceso, de la alegría de no saber qué vendrá más adelante. Cuando venga, igual, lo encontrará caminando la vereda soleada de la calle. 


Cuando la teoría está a cargo de los artistas, la comprensión es más sensible que racional. En su última serie, Juan Astica se embarca en el experimento de dibujar el color. Sin pintarlo ni prepararlo, su serie Teoría del Color, justamente, se propone descubrir si esta idea es posible a través de el establecimiento de un sistema que comprende 1. una secuencia de siete, nueve u once colores 2. una trama para cada color (esto es la forma en el que este se implementa) y 3. una rítmica específica. En un proceso de pintor, científico y músico, las obras que vemos en esta exposición son el resultado de esa búsqueda y, al servicio de esta teoría, se tornan pintura, muestra y melodía.  

Santiago Quesnel pinta en óleo sobre un papel específico de poliéster de noventa gramos. Como el ancho de estos es estándar y no puede customizarse como el lienzo, los grandes formatos se solucionan agregando papeles al lado, y componiendo la imagen con una línea de vacío en medio, como si se tratara de un cuaderno. Este estilo de gran formato en papel es poco común. También lo es el uso del óleo, frecuentemente aprovechado en otros soportes (léase más nobles, quizás, con mayor "autoridad"). Extrañas dicotomías rigen la obra de Quesnel. Una formal ya mencionada. Otras más profundas que están en la imagen. Paisaje nítidos pero desprolijos, una cercanía palpable y de pronto una lejanía casi sin intermedio. Asimismo, el rastro humano. ¿Por qué parece haber habido alguien ahí? No es que hubiera algún objeto de uso, un cerco, una huella. Es inútil resolverlo, pero emocionante intentarlo. O quizás es tan simple como resignarse a admitir que sólo uno mismo puede adjudicarse una presencia. 

Las obras de papel Veronica Romano pueden personarse como una antesala de sus instalaciones. Piezas asiladas, conectadas por hilos a veces imaginarios, flotan en un espacio neutro y parecen moverse como astronautas sin gravedad. Realizados con revistas Vogue, imperceptible y despojadas de sobre-información, son como retazos de una realidad ilusoria, con guiños figurativos y colores pasteles del mundo de la belleza y de los sueños.

Asilada en un campo en las afueras de Madrid y lejos de su taller, Valeria Maculán realiza una serie de obras con las hojas de un libro sobre vino español. Continuando sus exploraciones  sobre el cuerpo, su orden y figuras que venía trabajando con formas en telas y otros materiales, y dentro del mismo proceso de recortes y superposición, genera rostros, priorizando la simetría y la cualidad de forma elemental que caracteriza su trabajo. Así, como ornamento o cariátide, como máscara despojada de rasgos individuales, consigue generar a partir de fr despersonalizadas pero de innegable familiaridad.